La gran mayoría de las variedades agrícolas modernas chupadoras de agua, chupadoras de insumos de síntesis, y chupadoras de pesticidas, producen no sólo alimentos tóxicos sino también alimentos defectuosos en elementos alimenticios; cuáles variedades defectuosas, indirectamente, generan la fortuna de las industrias de complementos alimentarias que, bajo los auspicios del Codex Alimentarius, van a encontrarse bajo el corte de las multinacionales de la farmacia, “protección” del consumidor obliga. De ahí la ecuación: agronomía moderna= desnutrición + veneno.
Titanic Agrícola
Somos todos los refugiados de una inmensa catástrofe ecológica de amplitud planetaria, cuyos embates hacen que la biosfera esté agonizando inexorablemente: desertificación, erosión de los suelos, deforestación, perdida de la biodiversidad, rarefacción del agua dulce, polución de las capas freáticas, excesiva contaminación de los organismos humanos y animales por los contaminantes químicos, etc., etc. El Titanic Agrícola se está hundiendo y arrastra toda la biosfera en su naufrago.
Considerando que:
– La agroquímica envenenó los suelos, las aguas, el aire y los alimentos nacidos de su agricultura mortífera; lo cual hace la fortuna de las multinacionales de la química. Con la complicidad de los estados occidentales.
– La agroquímica confiscó la parte viva (patentes, biopiratería, robo de los recursos genéticos encerrados en «bancos» de semillas que no son accesibles al público); cuya confiscación hace la fortuna de las multinacionales de las semillas. Con la complicidad de los estados occidentales.
– Desde hace un siglo, toda la búsqueda agronómica ha sido dirigida hacia la creación de mercados cautivos (híbridos F1, clones y quimeras transgénicas), hacia la promoción de la agricultura de síntesis (con variedades que no «funcionen» sin los «complementos» de los insumos de la química), hacia la promoción de sistemas de irrigación intensiva y sobre todo con la creación, desde 1905, de variedades agrícolas echas a propósito altamente susceptibles a numerosas patologías (ver los trabajos del agrónomo canadiense Raúl Robinson “Return to Resistance”); variedades débiles que hacen la fortuna de la mafia de los fabricantes de pesticidas. Con la complicidad de los estados occidentales y de los organismos de “investigación pública” tales como el INRA (si consideramos por lo menos los directivos que han presidido a sus actividades desde su creación, puesto que existe claro está, una minoría de rebeldes en toda estructura aun las de Estado).
– La gran mayoría de las variedades agrícolas modernas chupadoras de agua, chupadoras de insumos de síntesis, y chupadoras de pesticidas, producen no sólo alimentos tóxicos (quienes, generando cánceres y otras patologías, hacen la fortuna de las industrias farmacéuticas) pero también, debido a una selección varietal inconsiderada, producen alimentos defectuosos en elementos alimenticios; cuáles variedades defectuosas, indirectamente, generan la fortuna de las industrias de complementos alimentarias que, bajo los auspicios del Codex Alimentarius, van a encontrarse bajo el corte de las multinacionales de la farmacia, “protección” del consumidor obliga. De ahí la ecuación: agronomía moderne= desnutrición + veneno.Para más información ver, por ejemplo, el estudio realizado por el USDA y la Universidad de Texas, referente a varias décadas y 43 especies de hortalizas.
– El maquiavelismo de las multinacionales de la semilla llega hasta proponer variedades resistentes al “recalentamiento climático”, a las convulsiones del mismo índole y a la sequía después de haber destruido o haber confiscado la gran mayoría de los recursos genéticos tradicionales y resistentes. (Los “agrónomos” después de haber realizado la proeza de transformar el maíz, planta C 4 y resistente a la sequía, en una quimera sediente de agua que requiere de 1000 a 1500 litros para producir 1 kilo de grano seco, nos proponen sus nuevas variedades manipuladas para resistir, supuestamente, ¡a la rarefacción del agua!)
– La agricultura biológica está oficialmente y legalmente contaminada por las quimeras genéticas.
– A pesar de las «promesas» del Estado (una práctica política que permite a las democracias decadentes perdurar durante decenas de años) para limitar los plaguicidas en la agricultura, todo esta hecho para no hacer nada y hace años ya que el circo perdura: los pesticidas a base de extractos fermentados todavía no «son liberados» para uso de los jardineros (y de los campesinos también).
– Las primeras olas de los tsunamis alimenticios ya están aquí, remodelando los territorios y provocando todavía más sufrimientos.
– Son las mismas multinacionales que controlan las semillas, la agroquímica, los pesticidas, la farmacia, los complementos alimenticios…
– Habrán hecho falta solamente dos siglos a la sociedad Occidental dos siglos de agricultura intensiva e de industrialización para saquear la biosfera.
Pequeños Kokopellis al asalto del Nécro-Codex
El Códice Alimentarius, que las multinacionales de la química, de la farmacia y de la industria agroalimenticia nos cocinan a fuego lento desde decenas de años, casi está a punto. ¡Y nadie levanta una objeción cualquiera! Inspirados por nuestro mentor Jean Pierre Berlan, nos habíamos atrevido, en primavera de 2007, al neologismo «nécro-carburante» que entonces había circulado abundantemente en la prensa para caracterizar la estafa gigantesca de los agro-carburantes. En esta primavera de 2009, ¿podemos atrevernos al neologismo “Necro-Codex”? Porque se trata bien de esto: es un Códice Mortiferus y no Alimentarius, quien va a tocar el tañido fúnebre de algunas últimas libertades que los dueños de las multinacionales dejaran a sus pueblos esclavos. ¡Y los diablillos traviesos de soplarnos en la oreja que este códice podría manifestarse bajo numerosas vicisitudes Paneuropeas! (generar un Sistema de Avasallamiento de las Razas susurra un pequeño diablillo latino; ¡y por qué ningún Kokodex, exclama un diablillo travieso!).
El embudo quién fue el símbolo de la demencia de una cierta gobernanza durante los años traviesos del antepasado Grenelle, ¿no podría ser el símbolo del «Nécro-Codex»? El embudo genético, en primer lugar, símbolo del estrechamiento genético de las especies alimenticias y de la diversidad varietal en el seno de las especies y luego, el embudo a cebadura, símbolo del desprecio descarado de las multinacionales frentes a los pueblos que envenenan con alimentos alterados generadores de obesidad epidémica.
El Codex Alimentarius es el sistema que va a pudrirnos la Vida a sueldo de su antigua Nueva Orden Mundial, de su nueva «Alianza global para la agricultura, la seguridad alimenticia y la nutrición » (predicada por el MOMA, y otros grupúsculos del terrorismo alimentario) y de su «New Deal Ecologique Mondial» predicado por la ONU, el «chisme» a sueldo de las grandes potencias cuya impotencia para limitar las bombas que las poblaciones civiles reciben en la cabeza, estará seguramente a la medida de su impotencia para limitar las Autoridades en su inclinación a imponer a los pueblos un nuevo totalitarismo mundial, sea éste ecológico.
Duendes, revoltosos, en los Jardines
Los cazadores-recolectores han vivido sobre este planeta durante un millón de años (y posiblemente más, según lo que se sabe)
Existe sobre este planeta millares y posiblemente decenas de millares de plantas alimenticias y medicinales.
La agricultura perduró durante 10 o 15000 años, (según lo que se sabe), y los campesinos, las campesinas, los jardineros y las jardineras, crearon, a partir de estas plantas salvajes alimenticias, centenares de millares de variedades de trigos, de maíz, de arroz, de tomates, de guindillas, de patatas, etc. Sin agrónomos, sin técnicos agrícolas, sin el GNIS, sin el INRA, sin el DGAL, sin el AFSSA, sin las cámaras agrícolas, sin Unigrain, sin el Crédito Agrícola, sin Cirad, sin Cemagref, sin la Agencia Bio, etc, etc (existen decenas y decenas).
Considerando todos estos hechos, y en un optimismo tranquilo frente al genio potencial de la humanidad para laborar en coevolución con la Tierra-madre, la Asociación Kokopelli tiene el extremo placer, con toda picardía y rebeldía, de lanzar su nueva campaña “Diablillos, Rebeldes, en los Jardines. Polinizadores, Hacedores de humus y Buena convivencia”
Convenimos que es todo un programa, pero después de 17 años de trabajo duro, de trampas, de fastidio, de proceso, el momento llegó para nosotros de promover la jardinería lúdica. Y en ciertos primeros pueblos, Kokopelli, el Trovador, el Disidente, el Hereje, ¿no es también «Magister Ludi», tal la cigarra mitológica de los Hopis?
La Asociación Kokopelli invita pues a los jardineros, los hortelanos, los campesinos (y, por qué no, a millares: cuanto más somos de diablillos, más nos reímos) a amotinarse y a jugar en los jardines. Imaginemos (así como nos lo sugería un día un pequeño diablillo de las Ediciones del Souffle d’Or) lo que ocurriría al discurso de cierta gente política cuando los individuos que compondrían las audiencias, uno por uno, se echarían a reír a mandíbulas batientes y dejarían la sala en toda hilaridad. ¡Dejemos a esa gente, en efecto, con sus pamplinas!
Muy bella imagen de una insumisión festiva
– Las Autoridades prohíben las variedades antiguas: diseminémoslas por el don y el intercambio.
– Las Autoridades prohíben ciertas plantas medicinales: hagámoslas crecer en los jardines.
– Las Autoridades prohíben los extractos fermentados para procesar insecticidas naturales, o toda información en relación con esos procesos: hagamos circular las recetas en todos los hogares y hagamos circular los recursos genéticos (consuelda, ortigas, cola de caballo) necesarios para su elaboración.
Las Autoridades, y sus policías vegetales, jamás tendrán la capacidad de controlar, de legislar, de codificar, de espiar decenas de millares de jardines y tantos diablillos al humus chistoso.
Diseminemos motines lúdicos en todos los jardines. Multipliquemos los territorios de insumisión. ¡Haga el Humus y no la guerra! ¡Frente a la grisalla de la metralla verbal de los bufones patéticos, seamos Humuseurs fértiles, coloreados y biodiversificados!
– Es con esta idea en la mente que decidimos de invitar a Tom Wagner en Francia, un creador genial de centenares de variedades de tomates y de patatas, con el fin de animar un ciclo de formaciones (y de distribuir recursos genéticos a una red muy vasta).
– Es con esta idea en la mente que deseamos diseminar variedades de cereales anuales y hasta introducir variedades de cereales vivaces, entre las que la perennidad y la resiliencia los hacen plantas de biomasa por excelencia, para uso de la fertilidad húmica.
– Es con esta idea en la mente que deseamos introducir tubérculos andinos y otras plantas amerindias sobre las cuales los aficionados apasionados trabajan desde decenas de años.
– Es con esta idea en la mente que deseamos promover las búsquedas de aquellos a los que se llama en Inglés «free-breeders», que laboran en los bienes del dominio público al servicio de la nutrición y de la autonomía.Por falta de término adecuado en francés, la Asociación Kokopelli propone traducir el concepto de free-breeders «por polinizadores» o por «polinnovadores». El término “obtenedor» nos parece mancillado, en efecto, por toda una connotación terrorista-legalista (upov-molotov y compañía) y sobre todo de la arrogancia de la agronomía moderna que pretende hacer escupir a la Naturaleza lo que no tiene ganas de dar de buena gana.
Algunos nos replicarán posiblemente, que «diablillos, rebeldes, polinnovadores, humusadores, y otro Kokopolinizadores», esto no hace muy serio. Sin duda los mismos que los que nos dijeron, hace más de diez años, que «Kokopelli», esto hacía italiano, poético, metafísico y tutti quanti.
Magnífico: en efecto, todo lo que pedimos a las Autoridades es de no tomarnos muy en serio.
Queremos justo jugar con las lombrices, las pequeñas abejas, el polen de las flores de tomates y de patatas, con viento, las ortigas que pinchan y los diablillos que se esconden debajo de las setas…
Pequeños diablillos clandestinos, que preparan los destinos de los clanes y las plantas que vendrán de las Tribus del Futuro.
Rebeldes o Mutantes, le toca a los pueblos de escoger. Ahora.
Dominique Guillet, de Associacion Kokopelli en 2009
Traducción de René Molteni