Clasificación botánica
El apio, Apium graveolens, pertenece a la Familia de las Apiaceae. El género Apium comprende unas 30 especies conocidas.
Existen tres tipos cultivados:
– Apium graveolens var. dulce: es el apio común
– Apium graveolens var. rapaceum: es el apionabo
– Apium graveolens var. secalinum: es el apio de hoja, para cortar
Historia
En 628 antes de Cristo, los griegos fundaron en Sicilia la capital del apio, Selinunt, en el río Selinus. Grabaron su moneda con la representación del apio. En esa época, esta planta era además esencial a las prácticas religiosas ligadas al dios Linus, creador mítico de la melodía y del ritmo. Por eso el apio fue asociado a la música.
El apio fue también muy usado en terapéutica y lo encontramos en los herbarios hasta la Edad-Media, así como el “Livre des Simples Medicines” de Platearius, que lo describe magníficamente.
El apio silvestre (Apium graveolens), del sánscrito “Apya”, designa una planta creciendo en el agua. En Francia, no fue sino hasta el año 1562, que por primera vez el apio fue citado como hortaliza.
Consejos de cultivo
Los apios (apionabos, de tallos u hojas) se siembran en almácigos de 8 a 10 semanas antes de las últimas heladas posibles. Las semillas son muy pequeñas, y por eso es recomendado sembrarlas en la superficie del sustrato, presionándolas suavemente. Hay que vigilar entonces que la superficie del sustrato no se reseque. Es importante, cuando se trasplanta, que las temperaturas no desciendan por debajo de los 10 grados Celsius, durante periodos muy largos porque eso induciría una floración prematura. El apionabo y el apio de hoja prefieren un suelo fértil.
Asociación de cultivos
Algunos agricultores biodinámicos están acostumbrados a cultivar el apio con frijoles de crecimiento determinado, por ejemplo una mata de frijol por 6 matas de apio. Investigaciones en 1951, en Alemania, pusieron en evidencia que el apio protegía el cultivo de repollo contra algunos microorganismos.
Por otra parte, el biodinamista Volkmar Lust en su libro “Production biodynamique de fruits et de légumes” (Ediciones Ulmer) se deja de alabar el cultivo asociado de apio y coliflor. Él precisa que esa asociación protege a la coliflor contra la mariposa de la col (Pieris brassicae) y protege al apio contra la septoriosis (Septoria apiicola), los pulgones (Aphidina sp.), los chinches (Heteroptera sp.), la mosca del apio (Acidia heraclei), y la mosca de la zanahoria (Psila rosae).
De manera general, el apio y el puerro se fortalecen juntos, y el apio aprecia también la compañía de los tomates.
Polinización
La inflorescencia del apio es una umbela compuesta de numerosas florecillas generalmente hermafroditas. Esta inflorescencia está mucho menos compacta que la de la zanahoria. La umbela está compuesta de umbélulas que se abren primero en la periferia.
El fruto del apio es un diaquenio: se separa en dos aquenios cuando madura. Cada flor tiene 5 estambres y 2 estilos que conducen a los dos lóculos que componen el ovario. Cada lóculo contiene un solo óvulo. Cada flor puede entonces producir dos semillas.
Las flores del apio son normalmente protandras: las estambres maduran antes que el pistilo. Las flores se abren al principio del día y las anteras liberan el polen enseguida, y a veces antes de que los pétalos estén completamente abiertos. Esos pétalos se marchitan y caen en la tarde del segundo día. El estilo empieza a salir el tercer día pero hay que esperar el fin del quinto día para que haya salido totalmente.
Es a partir de ese momento, y hasta el octavo día, que el estigma se cubre del fluido estigmático y que entonces es receptivo al polen procedente de otras flores.
Hay entonces, en su mayoría, polinizaciones cruzadas. Sin embargo, la posibilidad de autofecundación a nivel de la misma planta sigue existiendo, gracias a la sucesión de las umbelas en una misma planta y al hecho de que las flores individuales se abren sucesivamente en una misma umbela.
Los insectos son el principal vector de esas polinizaciones cruzadas. El apio florecido despide olores muy fuertes y genera un néctar abundante que atrae a numerosas abejas.
Generalmente, el apio requiere una hibernación para que florezca y para que produzca semillas en el segundo año. Entonces hay que hacer notar que, en condiciones tropicales, el apio no florece y no puede producir semillas. En este caso se convierte potencialmente en una planta perenne.
Con el fin de conservar la pureza varietal, se recomienda aislar dos variedades de las cuales deseamos sacar semillas de por lo menos un kilómetro.
Se pueden cultivar varias variedades de apios (apionabo, tallo u hoja) para sacar semillas en la misma huerta, bajo túneles de tela mosquitero o tul, con la precaución siguiente:
– Introducir mini-panales de insectos polinizadores.
– O abrir los túneles de manera alternada (esta técnica se puede realizar sólo si no hay producción de semillas de apio en otras huertas, en un radio de un kilómetro).
Producción de semillas
En las regiones de zonas templadas que son susceptibles a heladas fuertes no se recomienda dejar los apios en la tierra durante el invierno. En este caso, tenemos que arrancarlos en el otoño, colocarlos en silo, y trasplantarlos en la primavera cuando el riesgo de heladas fuertes ya ha pasado. Sin embargo, hemos notado que la variedad con tallos rojos (pecíolos, en realidad) puede pasar el invierno sin daño hasta con temperaturas de 15 grados bajo cero. El hecho de recolectar los apios y trasplantarlos de nuevo, permite operar una selección de acuerdo con los parámetros escogidos por el hortelano.
Entonces, en la primavera del segundo año, un tallo enorme va a salir del corazón de la mata. Este tallo estará muy ramificado y florífero. Las matas que llevan las semillas pueden alcanzar un metro de altura.
Al igual que con las zanahorias, hay umbelas primarias, y umbelas secundarias. También hay umbelas terciarias, en función del espacio que se le otorgue a la planta que se ha trasplantado. Por ser de mejor calidad, se recomienda cosechar únicamente las semillas procedentes de las umbelas primarias.
Las semillas están maduras cuando se vuelven de color café y cuando empieza a secarse la mata. Se efectúa la cosecha cuando la mayoría de las semillas empiezan a ponerse de color café en las umbelas primarias. Tienen fuerte tendencia a caerse al suelo apenas se maduran, entonces hay que tener cuidado, sobre todo cuando hay viento, de cosecharlas antes de que se maduren completamente.
Se ponen a secar las umbelas durante algunos días en un lugar seco y ventilado. Se limpian después las semillas restregando suavemente las umbelas entre las manos, y usando si se necesita, cedazo adecuado.
Las semillas de apio tienen una duración germinativa promedio de 8 años. Sin embargo, pueden mantener una facultad germinativa por hasta 10 años y más. Un gramo contiene unas 2000 semillas.
La germinación de las semillas de apio puede ser errática y las pruebas de germinación a veces son difíciles de hacer. Además, parece que las semillas están sujetas a un periodo de dormancia.