Campañas de intoxicación
En el Salón de la Agricultura 2007, una parte del pasillo (2) fue transformada en ¡salón del automóvil! Todos estaban allí, Peugeot, Ford, Renault, etc., con grandes globos terráqueos que colgaban del techo y unas pequeñas flores pintadas sobre las puertas de los carros. Enternecedor: clamaban alto y fuerte que van a salvar el planeta con el etanol y los aceites de colza…
Vuelan los grandes eslóganes: biodisel, biocarburante, oro verde, carburante verdes, «El carburante que ve la vida en verde »… La edición especial Ford de los ‘Cuadernos del Automóvil’ dice en su portada «Bio-carburantes», Bio teniendo 7 cm. de alto y carburantes sólo 1,5 cm. de alto: las grandes trampas de la semántica para adormecer el pueblo. La misma revista en su página 7 anuncia «el bio en 40 preguntas». ¿Cuál «bio»? ¿Es una nueva abreviación para «biocarburante”? Más gruesa es la intoxicación, más fácilmente se traga ¿Para qué molestarse?
Las 40 cuestiones conciernen los agro-carburantes y descubrimos que el etanol no se bebe (¡ningún riesgo de aumentar el alcoholismo en este país!), que la utilización de los pesticidas está bajando desde hace 10 años (¡Como lo demuestra el aumento de casos de cáncer!) y que la baguette de pan no va a aumentar de precio! Cierto es que si la baguette aumentara de 160 %* como la tortilla en México, los Franceses saldrían a la calle. ¡Es mejor no tocar a la baguette! *Nota: en México, el precio de la tortilla –equivalente del baguette para el pueblo Mexicano- subió de $ 3.00 el kilo en Diciembre 2006 a $ 8.00 mínimo actualmente.
Descubrimos también que los carburantes vegetales no han sido desarrollados antes porque «el contexto económico, político, energético, no estaba hasta ahora favorable”. En claro, porque los petroleros aún no lo habían decidido.
Pero el contexto político evolucionó. Hasta un candidato presidenciable propone en Francia una «pastilla azul», azul como la Tierra (Claro, vista desde muy alto, sino es menos azul) para favorecer los vehículos al «biocarburante» con una pequeña rebaja al peaje y estacionamientos gratuitos. ¡Muy simpático todo eso!
La atribución del término «bio» para los necrocarburantes a pesar de todo gana terreno rápidamente. Esto nos recuerdo el síndrome de los yoghurts de Danone. Encontramos en Internet publicidades de Volvo «Volvo hará deporte bio» o para Ford «Ford y Europcar andan por el bio!» o para Saab «300 caballos ecológicos». Ciertos carros funcionando con carburante vegetal hasta tienen la mención «bio» pintada en su carrocería.
Es el golpe de gracia para la agricultura bio, sin contar que la presión de los lobbys en Bruselas busca imponer una agricultura bio de «segunda generación» con una pincelada de pesticidas por aquí y una media-pincelada de quimeras genéticas por allá. Los cuadernos de carga del agro-bio están en paso de ser cuadernos de descarga. ¡Tápense la nariz!
La industria del automóvil se vanagloria hasta al asco de una sobrepuja de eslóganes de color verde. Saab enaltece uno de sus carros con el siguiente logo: «Las fuerzas de la naturaleza siempre tendrán la necesidad de expresarse. ¡Liberémoslas!» Koenigsegg presenta un carro como «su flor de potente tallo”. Los rallys ya son «bios». Los carros y los neumáticos «ecolos». Los carros se vuelven «limpios». Es la «pasión verde». Etc.
Inversión de los valores. Pérdida de significado. Doble lenguaje. Derivas semánticas.
¿Proponer una moratoria sobre los biocarburantes vegetales?
Los carburantes vegetales no son bios: provienen de plantas cultivadas con toda la artillería pesada de la agro-química y de los pesticidas. Los términos «biodisel», «bioetanol» y « biocarburante» han pasado en un tiempo record en el lenguaje común, gracias a una enorme propaganda mediática. Estos carburantes vegetales se obtienen gracias a procesos de extracción industrial muy complejos. El término «bio» significa «vida». Se ve difícilmente lo que permitiría a estos carburantes vegetales merecer el prefijo bio. Acaso ¿se habla de biotrigo, o de biotomate o de biomaíz?
Estamos aquí en el corazón de un gigantesco fraude semántico. Más bien, se tendría que hablar de «necrodisel», de «necrocarburante» y de «necroetanol». Necro significa muerte y solamente este prefijo puede calificar los aspectos técnicos, ecológicos y humanos de esta siniestra broma.
Los carburantes vegetales no son verdes, más bien serían rojos, del color de la sangre. Van a incrementar la inmensa tragedia de la malnutrición, de la muerte por el hambre, de la miseria social, del desarraigo de poblaciones, de la deforestación, de la erosión de los suelos, de la desertificación, de la falta de agua, etc.
Los grandes grupos petroleros que se unieron a los grandes grupos del agroalimenticio, a los grandes grupos de la agroquímica y a los grandes grupos semilleros para empujar esta grotesca broma, intentan tranquilizar al ciudadano pretendiendo que los carburantes vegetales no representan “ninguna competencia para las industrias alimenticias”.
En la soporífica serie, la Aficar (Agencia Francesa de Información y Comunicación Agrícola y Rural) lanzó en febrero 2007 el “Tren de la tierra” con el ineludible vagón sobre los carburantes verdes. La Aficar debe “promover una imagen positiva, dinámica e innovadora de la agricultura” según el ministro Bussereau, y debe tranquilizar los ciudadanos sobre la calidad de los productos agrícolas. Lo que no es una tarea sencilla, sobre todo cuando el mismo ciudadano descubre la obra apasionante de Nicolino y de Veillerette: “Pesticidas: revelaciones sobre un escándalo francés”.
¿Quiénes serán los valerosos periodistas dispuestas a redactar la obra: “Carburantes verdes: revelaciones sobre un escándalo mundial”?
Desertificación y Erosión
Nada de “competencia para las industrias alimenticias”.
Sin embargo, sabías que:
– el año 2006 fue declarado por la ONU “Año Internacional de los Desiertos y de la Desertificación”.
– que las actividades agrícolas generan una erosión de una magnitud tal que cada segundo son 2420 toneladas de suelo que son llevados a los océanos, o por los vientos.
– que cada hora del día, son 1370 hectáreas de tierras que son desertificadas para siempre.
– que 36 000 personas mueren de hambre todos los días.
– que, según la FAO, la superficie mediana de tierra arable por habitante era de 0,32 hectáreas en 1961/1963 (para una población mundial de 3,200 millones), de 0,21 hectáreas en 1997/1999 (para una población mundial de 6,000 millones) y será de 0,16 hectáreas en 2030 (por una población mundial estimada en 8,300 millones).
– que, según algunos expertos independientes, las proyecciones anteriores son altamente optimistas puesto que la superficie mediana de tierra arable por habitante en los países pobres será solamente de 0,09 hectárea en 2014.
– que esos mismos expertos , para sus cálculos, no tomaron en consideración el boom de los agrocarburantes y los trastornos climáticos.
– que, según la FAO, la India pierde cada año 2,5 millones de hectáreas de tierras y que a este ritmo no quedará ni un solo gramo de tierra arable en este país en 2050.
– que en el transcurso de los 20 últimos años, alrededor de 300 millones de hectáreas (seis veces la superficie de la Francia) de selvas tropicales han sido destruidas para implantar fincas agrícolas y pastizales, o plantaciones a gran escala de palma de aceite, de caucho, de soja, de caña de azúcar y otros cultivos.
– que en el estado de Iowa, corazón del imperio transgénico del maíz y del soja, las iglesias en las zonas rurales están a 1m50 arriba de los campos porque el Iowa perdió 1m50 de campo fértil en un poco más de un siglo.
Balance negativo del etanol
Casualmente es en el estado de Iowa (a Goldfield y Nevada), yendo a filmar plantas de producción de etanol, que hemos podido obtener cifras precisas en cuanto al balance energético de este combustible vegetal.
Contemplen con nosotros el desastre: la planta de Goldfield procesa todos los años 450 000 toneladas de maíz (para producir 190 millones de litros de etanol) pero, para eso, quema todos los días 300 toneladas de carbón (que llegan por camión de muy lejos), y arroja tranquilamente CO2 en la atmósfera. ¡Esto hace toser a los ecologistas! Sobre todo con 200 centrales de ese tipo que se perfilan en el horizonte de los EUA. El carbón no es muy limpio pero, ¡es tan caro el gas! Entonces, algunos consideran hacer funcionar las centrales de etanol con madera. ¡Como las selvas de los EUA corren el riesgo de quemarse por la sequía, mejor hacerlas quemar en las centrales de etanol! Queda el problema de que las selvas están ubicadas a miles de kilómetros.
Tratemos de esbozar un balance (provisional) de la central de Goldfield en Iowa. Para producir 1 litro de etanol, hay que transformar 2,37 kilos de maíz, quemar 500 gramos de carbón y gastar 4 litros de agua.
El profesor Pimentel, de la Universidad de Cornell (Ithaca, New-York) demostró desde hace ya varios años que el balance energético básico de la producción de etanol es completamente negativo puesto que la producción de maíz a un costo real (insumos, pesticidas, trabajo), sin hablar de la amortización del material agrícola que nunca se toma en cuenta porque el balance sería demasiado indecente. Para acabar, según el profesor Pimentel, el carburante vegetal ¡calienta más el planeta que la gasolina!
¿Y la factura escondida? Si no me cachan no pasa nada…
– Los agrocarburantes van a acelerar la destrucción de los ecosistemas al derramar todavía más insumos y pesticidas en los suelos, la atmósfera y las aguas.
– Un litro de etanol provoca la erosión de 15 a 25 kg. de suelo: entendámonos bien, erosión significando destrucción total, erradicación.
– ¿Qué pasa con el agua? Es el acabose. Según las regiones, se necesita de 500 a 1500 litros de agua para producir un kilo de maíz. Esto significa que la producción de un litro de etanol a base de maíz ¡requiere el consumo de 1200 a 3600 litros de agua!
El 22 de marzo 2007, era el día mundial del agua, lanzado por la FAO con la consigna: “Hacer frente a la escasez del agua”. Este día mundial del agua siempre es la oportunidad para las grandes naciones occidentales (quienes explotan sin vergüenza los países pobres y a quienes venden armas) de derramar algunas lágrimas de cocodrilo. Algunas solamente: ¿no debe enfrentarse la falta de agua?
2,600 millones de humanos sin saneamiento, 1,300 millones de humanos sin acceso al agua potable y 3,800 niños que todos los días mueren por enfermedades relacionadas con la falta de agua potable. Los optimistas empedernidos seguramente nos contestarán que estos niños están ya incluidos en las 36 000 personas que mueren de hambre todos los días…
Recordemos también que la agricultura consume 90 % del agua dulce del mundo.
El etanol en Francia y en sus nuevas colonias etanolianas
Si debemos creer en la actualidad reciente, Total (la empresa nº 1 francesa, petróleo) seguramente intentará colocar sus sobornos en el etanol. La gran ventaja del etanol es que los barcos petroleros (o etanoleros) podrán encallar sobre las costas de Bretaña sin arruinar al turismo. Una playa contaminada con etanol, es más elegante. Los pequeños peces (si todavía queden algunos…) estarán contentos de participar en la lucha contra el calentamiento climático. En esas condiciones, ¿quién se atrevería a pedir daños y perjuicios al Príncipe?
Total afirma ser el líder europeo en la producción de etanol. Viva Francia pionera que se compromete decididamente en las ramas maíz, trigo y remolacha.
El líder francés del etanol sería el azucarero Tereos, segundo azucarero del mundo, quien fusionó el año pasado con otro azucarero francés, SDHF. En Francia, Tereos habría obtenido 31 % del consentimiento francés para la producción de etanol de remolacha y de trigo. Tereos sería actualmente el quinto productor mundial de etanol.
Tereos abrió en 2006 una destilería de 3 millones de hectolitros ubicado en el departamento de l’Aisne, Francia. 90 millones de euros fueron invertidos para tratar 3 millones de toneladas de remolacha que provienen de cerca de 40 000 hectáreas cultivados por 10 000 agricultores.
Tereos tomó participaciones en empresas azucareras en África: es la primera vez que una empresa europea azucarera se instala en África continental. ¡Etanol obliga!
En Brasil, Tereos tratará 7 millones de toneladas de azúcar en 2007. Tereos se volvió en 2006 el tercero productor de azúcar en este país. Para el año 2012, Tereos contempla el tratamiento de 18 millones de toneladas de caña de azúcar.
Dicho de paso, los precios de mercado del azúcar están a la alza. Por culpa del etanol. Recuerda: nada de “competencia para las industrias alimenticias”. Por otra parte, Tereos anuncia un aumento de 84 % de sus resultados. ¡Y se dice tentado por la bolsa! Los fondos de inversión serían muy glotones de azúcar. ¡Este etanol verdaderamente es oro verde!
En la república Checa, Tereos abrió una segunda destilería de etanol de remolacha a Drobovice, en octubre 2006 y programa la abertura de una tercera.
Según recientes noticias, Tereos emitió una oferta de toma de cuatro plantas de TALFIIE, la división glucosa Europa de Tate & Lyle. Esta toma permitiría al azucarero transformar 2,6 millones más de toneladas de trigo y de maíz. Tereos acaba de invertir 130 millones de euros en otra etanolería en el departamento del Marne, Francia, (apertura en abril 2007) que funcionará con trigo: transformará 840 000 toneladas de trigo para producir 3 millones de hectolitros de etanol.
Lo que da casi 3 kilos de trigo por un litro de etanol. ¿Qué pasa con el balance real? ¿Qué pasa con la factura escondida: destrucción de los suelos por los químicos, erosión, esparcimiento de pesticidas, etc.? ¿Se produce el etanol de trigo a partir de trigo irrigado o no irrigado? Se necesitan en promedio 1000 a 1500 litros de agua para producir un kilo de trigo.
Etanol y crisis alimenticias
Hoy mismo acabamos de recibir un mail de nuestros amigos de Guatemala. El precio de la tortilla (alimento tradicional) subió de 80 %. La situación es idéntica en México. El aumento de 40 a 100 % del precio de la tortilla provoca serios disturbios en todo el país. Algunos años atrás, los campesinos han dejado de producir su maíz tradicional en Guatemala y en México porque resultaba más barato comprar la tortilla en la tortillería industrial que cultivar su milpa por causa del “dumping” del maíz (ogm) procedente de los EUA.
Pero hoy la situación ha cambiado: los EUA guardan su maíz (20 % de la cosecha de maíz es transformada en bioetanol) y los mexicanos tienen hambre.
En los EUA, los precios del maíz se disparan. Alcanzaron a principio de Marzo del 2007 su más alto nivel desde hace más de 10 años, inflados por una creciente demanda de etanol y de una cosecha muy mediocre en el país. En 15 meses, el “bushel” (25 kg.) de maíz pasó de 1,85 a 4,05 US $ lo que representa una aumento de 115 %. En este país, entre 2004 y Marzo 2007, la producción anual de trigo pasó de 59 a 49 millones de tonelada, o sea, una baja de 115 %. En cuanto a la producción anual de maíz, pasó de 300 millones de toneladas en 2004 a una proyección de 267 millones en 2007, o sea, una baja de 11 %.
En el mismo lapso de tiempo, La producción mundial de trigo bajó de 6 % y la del maíz de cerca de 3 %.
Asolada por una sequía, Australia vio su producción de trigo caer de 22.6 millones de toneladas a 10,5 millones, o sea, una baja de 55 %.
Voces empiezan a hacerse oír evocando una crisis alimenticia en los EUA, puesto que el aumento del precio de los cereales desencadena efectos múltiples en las ramas alimenticias. Por ejemplo, 40 % del costo de un pollo lo constituye el precio del maíz. Los precios aumentan porque baja la oferta, porque la demanda se incrementa (por la producción de etanol) y porque ciertos avatares climáticos están sembrando el caos en la agricultura.
Y las multinacionales y los gobiernos quisieran hacernos creer que los agrocarburantes no representan ninguna “competencia para las industrias alimenticias”.
Etanol de la vergüenza
En Colombia, el presidente Bush acaba de confirmar sus alianzas históricas con el presidente Uribe. Colombia es un país corrompido por los traficantes de cocaína. Los atropellos de la armada, las milicias y los guerrilleros son cotidianos contra la población. Colombia produce un millón de litros de etanol por día y contempla la creación de 27 nuevas centrales.
Hemos descubierto hace poco una película sobre los sufrimientos de ciertos pueblos indígenas en Colombia. Hemos visto allí las poblaciones bombardeadas por avión o por helicóptero. Cuando los sobrevivientes dejan sus pueblos, sus tierras son confiscadas, deforestadas y sembrados con palmas de aceite. Para la producción de disel vegetal para los ricos.
En Brasil (primer productor mundial de etanol), el presidente Bush acaba de firmar una alianza histórica con el presidente Lula para lanzar una “OPEP del etanol”. Los industriales se frotan las manos y prevén un aumento de 55 % de las superficies para el cultivo de la caña de azúcar, para hacer frente a la demanda US y europea. La producción de etanol se implantó en los años 70, bajo la dictadura militar. El presidente Lula habla de una “revolución de la energía”. En cambio, ciertas organizaciones hablan de catástrofe humanitaria y de esclavismo: 200 000 emigrantes cortan al machete la caña de azúcar, 12 horas por día en condiciones de temperaturas tórridas y por un sueldo de miseria. La noche, son amontonados en barracas sórdidas.
Todos los años, emigrantes-esclavos mueren de calor o de cansancio. Esto son los daños colaterales de la fiebre del oro verde. ¿Cuál es el precio de un emigrante-esclavo en los monocultivos de caña de azúcar? No tiene precio y no aparece en los cuadros de amortizaciones. ¡No es otra cosa que carne para etanol!
La deforestación es otro daño colateral y el presidente Lula da Silva lleva mal su apellido puesto que su revolución no es muy “silvestre”. Las selvas serán todavía más destruidas para cultivar soja transgénica, caña de azúcar o palmera de aceite. Para la producción de etanol o de disel vegetal para los ricos.
¿Está implicada la empresa francesa Tereos en Brasil con la esclavitud moderna de los monocultivos de caña de azúcar o es “etanol equitativo” lo que produce? ¿Está implicada la empresa francesa Tereos en las deforestaciones masivas o aplica la reforestación con especies indígenas (cuando los suelos están totalmente destruidos)?
Tierras Vírgenes etiquetadas “Label de barriles durmiendo”
América Latina constituye un enorme yacimiento para la especulación “etanolesca”. Olivier Combastet, un banquero francés quién lanzó Pergam Finance, un fondo de inversión, afirma que “los centenares de hectáreas de maíz y soja disponibles, por ejemplo en Uruguay, son otro tanto de barriles durmiendo estilo etanol cuya demanda mundial debería explotar en los años venideros”.
Todos los grandes príncipes de la petroquímica y finanzas « carburan hacia » América latina para despertar la “bella de los barriles durmiendo”!
En efecto, los expertos estiman de 15 a 20 millones de hectáreas las superficies agrícolas disponibles a la compra en América del Sur. La BNP –Banco Nacional de París- entendió muy bien que este etanol representa un muy jugoso negocio cuando declara que “las materias primas agrícolas son activos extremadamente baratos, cuya demanda está creciendo en forma explosiva y cuya oferta se debilitará. Su situación hoy es similar a la del gas natural en el año 2000: su cotización se triplicó después de un invierno muy frío y de una extrema sequía que redujo la capacidad hidroeléctrica”.
En Asia, la carrera al petróleo verde se torna una catástrofe. Según los Amigos de la Tierra “En Indonesia, por ejemplo, el gobierno prevé destruir 16,5 millones de hectáreas de selva tropical ¡para plantar palmeras de aceite! En Malasia, son 6 millones de hectáreas. En Sumatra y Borneo, cerca de 4 millones de hectáreas de selvas han sido convertidos en plantaciones de palmeras de aceite. Hasta el famoso Parque Nacional de Tanjung Puting en Kalimantan, ha sido destrozado por los sembradores. Miles de habitantes de estas regiones han sido expulsados de sus tierras y cerca de 500 indonesios han sido torturados cuando intentaron resistir. Toda la región se está volviendo un inmenso campo de “petróleo vegetal”. Para el mercado europeo del “disel vegetal”.
La primatóloga Emmanuelle Grundmann denunció recientemente el escándalo del cultivo de la palmera de aceite en Indonesia. Acaba de publicar el libro “Esas selvas que se asesinan”, Editorial Calmann-levy.
El totalitarismo etanoliano
¿Quienes son los grandes humanistas que hacen sudar sangre y agua para luchar contra el calentamiento climático? ¡Siempre los mismos! La respuesta nos la da claramente La señora Dilma Roussef (Jefa del Gabinete Civil de Brasil) cuando afirma que los carburantes vegetales son la expresión del “matrimonio de la industria agrícola con la industria petrolera”. Sin olvidar la industria biotecnológica: es un matrimonio de tres.
La sociedad petrolera BP acaba de asociarse con la sociedad de la química y biotecnología DuPont de Nemours con el fin de desarrollar una nueva generación de carburante vegetal. DuPont compró, en 1999, el Nº 1 de la semilla hibrida de maíz, la sociedad Pioneer Hibred. A principios del siglo 20 DuPont era el más grande vendedor de armas en los EUA. DuPont es actualmente la segunda multinacional de la semilla. DuPont es actualmente la cuarta multinacional de la agroquímica. DuPont comercializa una soja resistente a su herbicida “Syncrony”. ¡Bonito nombre para un herbicida sistémico!
Toyota acaba de aliarse con BP para producir etanol en Canadá a partir de la celulosa extraída de desechos.
Volswagen acaba de firmar un acuerdo con la multinacional alimenticia ADM (Archer Daniels Midland Company)
Royal Dutch Shell está desarrollando una segunda generación de agrocarburantes y hace pruebas de refinación a partir de lignito y de celulosa.
Cargill, la gran multinacional del agroalimenticio se lanzó en la producción de disel vegetal, etc, etc…
¡Y los responsables del gobierno se atreven a jactarse de «la independencia energética» de los carburantes vegetales!!!
Quizás ¿con algunas enmiendas?
Van a contestarnos que habrá seguramente enmiendas que aplicar. Por ejemplo. Los agrocarburantes de “segunda generación”, según la revista arriba mencionada, en su artículo “Al lindero del oro verde”, “permitirán evitar la competencia de las industrias alimenticias y energéticas”. ¿Cuál competencia de la industria alimenticia si nos han dicho hasta el cansancio que no había?
Estamos en la misma dialéctica que para las OGMs. Las compañías de seguro rechazan asegurar las quimeras genéticas en la agricultura que, sin embargo, no presentan “oficialmente” ningún riesgo sanitario, ningún riesgo social, ningún riesgo agrícola, ningún riesgo de contaminación genética, ningún riesgo de envenenamiento alimenticio. Es extraño que en una sociedad liberal, los aseguradores no quieran asegurar un “no-riesgo”, equivalente de una buena ganancia sin problema en su profesión.
Los agrocarburantes de segunda generación serían “biomasa”: madera, paja, desperdicios agrícolas y alimenticios, y otras plantas tropicales.
La revolución verde (verde por el color del dólar) ya puso en su lugar (¡con premio Nóbel en juego!) ese tipo de bajeza acortando las pajas de los cereales de la mitad o del tercio. Los resultados son inmediatos. Sin paja, no hay compost a regresar a la tierra, nada de comida para los animales, nada de estiércol, nada de compost . ¿Y adivinan quienes se presentan a los campesinos? Siempre los mismos: Monsanto, Bayer, Syngenta, DuPont, etc. los grandes humanitarios asociados que proponen, a precios desafiando toda competencia, insumos químicos y pesticidas.
Y 40 años más tarde, siempre los mismos, con semillas manipuladas (¡perdón, mejoradas!) que esta vez (¡Jurado, sobre la cabeza del banquero!) van resueltamente y definitivamente solucionar el problema del hambre en el mundo.
El asunto es simple: toda biomasa que se quema para producir etanol para los ricos es biomasa que no regresa a la tierra. En un clima templada, el ecosistema necesita 500 años para recrear 2,5 cm. de suelo.
Repetimos que, cada segundo, 2420 toneladas de suelo van a dar en los océanos. El tiempo de leer y digerir esta frase y son 10 000 toneladas de suelo que se tiraron en los océanos para siempre. Para una mejor toma de conciencia, nos permitimos precisar que una tonelada equivale a 1000 kilos…
¿Y las ramificaciones cortas? Al leer este artículo, amigos nos escriben ya para hablarnos de las ramificaciones cortas de producción de aceite que intentan poner en marcha para luchar contra el uso devastador del carbón de madera y de la deforestación. Por ejemplo en Camboya. Y nos precisan además que el país está en un estado de total inseguridad alimenticia. ¿Qué hacer?
En Francia, se crean asociaciones para gestionar ramificaciones cortas de producción de aceite para disel vegetal. En pocas palabras, para producir biodisel bio. Nuestra pregunta es: ¿con cuáles fundamentos? Ya hemos leído artículos sobre las ramificaciones cortas de aceite que preconizan, por ejemplo, el girasol porque necesitaría menos insumos.
Suenan las palabras rimbombantes. “Menos insumos”. En agricultura, un insumo es algo que entra porque algo salió. Perdonen el análisis de las palabras. Con el término insumo, estamos todavía en el mismo paradigma occidental: la obsesión de la extracción. En este preciso caso, de una “otra parte” no localizada (pero preferiblemente un país pobre, es más barato) se extrae biomasa que se agregará en un campo para reemplazar lo que se sacó de su tierra, en este caso disel vegetal.
2420 toneladas de suelo se van en los océanos cada segundo. Nuestra obsesión última debería ser producción de humus. Deberíamos aplicar nuestro genio humano a la producción de humus. Para esto, claro que hay que hacer crecer plantas. Con prácticas agroecologistas muy precisas y por qué no, plantas de aceite. ¿Por qué no? ¿Hasta sobre un planeta en un estado de hambruna?
Las cuestiones de ética y de solidaridad planetaria van más allá del cuadro de este artículo. Y en Francia, estamos mal ubicados para dar lecciones puesto que nuestro país es el tercero exportador mundial de armas que van a destruir las poblaciones civiles.
La civilización occidental destruye sus suelos y gasta todos los años centenares de miles de millones de dólares para sus máquinas (y sus hombres) que sirven para matar. La civilización occidental es una civilización mortífera.
Las quimeras genéticas al respaldo de los carburantes vegetales
Los grandes ganadores de esta estafa agrícola del siglo son evidentemente las multinacionales transgénicas. En los EUA, 70 % del maíz y del soja son modificados genéticamente. En América del Sur, Monsanto tiene el control absoluto con su soja transgénico resistente al “round-up”, uno de los herbicidas de los más cancerígenos y mutágeno del mundo.
Las multinacionales “transgénicas” están probando variedades concebidas específicamente para la producción de agro-carburantes. Así, Monsanto desarrolla un maíz transgénico destinado únicamente a la producción de carburante vegetal en un laboratorio de Lockheed Martin. Así mismo, Syngenta desarrolló una enzima alfa-amilasa expresada en maíz 3272. Esta enzima alfa-amilasa es considerada como un alérgeno importante. Si los genes que la sintetizan logran introducirse dentro de la cadena alimenticia, ¿qué pasará? los dramas provocados por el maíz starlink en los EUA, ¿los recordamos?
En los EUA, una caña de azúcar quimérica fue presentada en 2005: conteniendo un gen humano, permite producir una proteína “terapéutica”. No para el etanol. Un gen humano en el etanol, hasta podría quizá hacer tosiquear el motor.
En Brasil, la caña de azúcar transgénica está en el aire (¡saturado de round-up!). La sociedad “Centro para la Tecnología de la Caña” (ubicada en Piracicaba) obtuvo el 20 de Marzo 2007, de parte de la “Comisión de Bioseguridad”, la autorización de practicar ensayos en campo de una variedad de caña de azúcar genéticamente modificada. Esta variedad sería capaz de producir 15 % más de azúcar. Según la compañía Brasileña, fue objeto de pruebas intensivas en ambiente confinado. La CTC está esperando el aval para dos variedades quiméricas más. La CTC contempla perseguir sus pruebas intensivas de campo durante algunos años e introducir en el mercado sus cañas de azúcar quiméricas en 2010.
No está sola en la carrera. Otra sociedad brasileña “Allelyx” espera el aval de la comisión para varias variedades transgénicas. La sociedad brasileña “Embrapa” igualmente acaba de declararse muy interesada.
Según rumores, Monsanto ya se asoció con dos sociedades brasileñas para lanzar la carrera de la caña de azúcar transgénica sobre el mercado. El portavoz de Monsanto declaró que “hay estudios de desarrollo, porque es un mercado interesante, pero nada específico del momento…y tampoco nada oficial del momento”. Nada de ilusiones, hace por lo menos 10 años que chapucean quimeras de caña de azúcar en sus laboratorios. Cuando será oficial, los consumidores estarán puestos delante del hecho consumado, como siempre.
En Europa, la confederación de las industrias agroalimenticias de la unión europea (CIAA) solicitó a la Comisión Europea autorizar la importación de nuevas variedades de colza genéticamente modificado para la producción de disel vegetal.
En Malasia, los aprendices de brujos no olvidaron la palma de aceite. En los países tropicales, este árbol es al disel vegetal lo que la caña de azúcar es al etanol. En el año 2000, ya anunciaban sus primeros éxitos de transferencias genéticas. Suerte que esta palmera no tiene prisa para crecer: las primeras quiméricas palmeras de aceite no serán anunciados antes de 2020.
No es necesario consultar el oráculo para ver solapadamente reaparecer el peligro de las quimeras genéticas al principio de los carburantes vegetales.
Cierto es que en Francia, casi todos los presidenciables (salvo uno notorio, ¡sigan mi ojo!) se pronunciaron para una moratoria sobre las OGMs. Esperemos que se comprometan también para una moratoria sobre las OGMs etanolianas.
Esperemos también que el elegido del pueblo mantenga sus promesas. Recordemos: el presidente de Brasil, Lula da Silva fue elegido en su primer mandato con la promesa que nunca habría OGMs en su país. ¿Un bonito cuento de hadas o una película de terror?
Un Tsunami alimenticio
Sólo podemos dejar de repetir que el propósito de las empresas capitalistas no es producir alimentos, o carburantes vegetales o información: es de producir dinero, beneficios. Punto.
Con la locura de los carburantes vegetales, asistimos a una terrorífica y última (posiblemente) concentración de los grandes capitales entre la agroquímica, las necrotecnologías, el agroalimenticio, y a las sociedades petroleras, con la complicidad benevolente de los estados. Si es más rentable producir carburantes vegetales que alimentos, el gran capital se orientará hacia los carburantes vegetales,
Pierre Rabhi, en el manifiesto que acaba de redactar para federar un comité de apoyo alrededor de Kokopelli, evoca un “tsunami alimenticio”. Con 36 000 personas “falleciendo” de hambre (¡por falta de comida, pues!) todos los días, el planeta Tierra está en un estado de hambruna. Si se permite una comparación, 36 000 personas representan ¡12 veces el número de personas fallecidas en las dos torres del 11 de Septiembre 2001!
Los que se mueren de hambre fallecen en la indiferencia total. Y no se habla de victimas de malaria, de falta de agua potable, etc. ¡Nada de sobrepuja sobre la carne humana!
Los agrocarburantes son una ignominia más de la que se vuelve culpable la sociedad occidental. Los agrocarburantes van a intensificar el estado de hambruna de nuestro planeta.
El gran Capital acaba de descubrir el problema del calentamiento climático. ¡Pone tanto entusiasmo en mediatizarlo que parece que lo inventó! ¡El calentamiento climático, una marca registrada del gran Capital!
Después de haber obrado durante decenas de años para transformar este bello planeta en basurero agrícola e industrial, el Capital, movido por una inspiración súbita y casi mística, esgrima en todas direcciones el espectro de los trastornos climáticos (siempre con la complicidad de los gobiernos y de ciertos medias muy complacientes) y nos propone, en su gran mansedumbre, una solución que va a salvar el planeta: los carburantes verdes.
Gracias a una gran campaña de narcosis colectiva, el gran Capital acumula dividendos, se da una imagen verde, se concentra un poco más y se ríe…
Dominique Guillet de la Associacion Kokopelli en Francia. 24 de Marzo 2007.
Traducción de René Molteni